01 / 04 / 2009 | Noticias Gremiales    

El conmovedor acompañamiento popular en la muerte de Raúl Alfonsín tiene sus explicaciones. El tenaz y fogoso político de Chascomús comienza su carrera como concejal, prosigue en funciones legislativas y llega a presidente iniciando el actual tiempo democrático luego de la feroz dictadura militar en la que fue uno de los fundadores de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Fue un político neto, carismático, pasional y pensante, ávido lector y un estudioso del movimiento social y político latinoamericano e internacional. Su presidencia tuvo aciertos históricos, el juicio a las juntas, la paz con Chile, la generación del MERCOSUR, también graves desaciertos cono el punto final y la obediencia debida, posiblemente una decisión tomado por el temor a un nuevo golpe militar. Algunas de sus grandes derrotas muestran la audacia de algunas de sus ideas, el proyecto de llevar la capital al sur y el tercer movimiento histórico nacional y popular. Su manera de hacer política se basaba en recorrer palmo a palmo la provincia y el país, llamar pos su nombre a muchos habitantes pueblerinos, esas visitas hicieron eclosión en la campaña del 83, bien manejada en los medios masivos, en su oratoria magistral, en el efecto multiplicador y simbólico de la repetición del preámbulo de la Constitución Nacional. Además de sus reconocidas cualidades personales, su predilección por el diálogo y la búsqueda de denominadores comunes, Alfonsín apostó a un fuerte compromiso republicano, ese es su legado esencial, fue, según las palabras recientes del ex presidente uruguayo Sanguineti: «un empecinado por las grandes causas».

Juan Lamarche
Mesa Ejecutiva
a.d.u.m.