15 / 01 / 2008 | Derechos humanos    

El lunes 12 de noviembre de 2007 en el Tribunal Oral Federal se dio inicio a una nueva audiencia del Juicio por la Verdad que impulsan los Organismos de DDHH de la ciudad de Mar del Plata desde el año 2000. En esta oportunidad prestaron declaración testimonial Enrique Daniel Iglesias, Humberto Rolando Flores, Julio Alberto Valpuerta y Juan Carlos Garnica y el Sr. Lamtzev.

En primer lugar declaró el Sr. Iglesias, quien realizó una investigación periodística acerca de los cuerpos aparecidos en el Río de la Plata durante los años de la dictadura militar en algunas playas de la costa atlántica, particularmente en la zona de Pinamar y Gesell.

El Sr. Iglesias relató que fue Emilio Mignone, militante de los derechos humanos ya fallecido, quien primero denunció la aparición de cuerpos en la costa atlántica. Si bien Mignone denunció en su momento la aparición de entre 35 y 40 cuerpos, las investigaciones realizadas por Iglesias pueden dar cuenta fehacientemente de 14, que aparecieron entre febrero y diciembre de 1978, así como uno el 6 de enero de 1976 ó 1977, las que coinciden con las actas de defunción que se encuentran en el Registro Civil de Madariaga. De los 14 cuerpos citados, 8 aparecieron en Madariaga y 6 en Gesell. Uno de estos cuerpos fue identificado por el Equipo Argentino de Antropología Forense y actualmente están trabajando sobre la identificación de otro. Citó como testigos visuales de estos hallazgos al Sr. Flores, a Montelo (jefe de calle de la Policía de la Provincia de Buenos Aires), al Dr. Miguel Cabral y al Dr. Castillo, médicos forenses de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Iglesias afirmó que en la entrevista que le otorgó el Dr. Castillo, ya fallecido, éste relató que en ocasión de un reconocimiento de cuerpos en General Lavalle, llegó Etchecolatz y le ordenó retirarse del procedimiento. Con respecto al Dr. Cabral dijo que éste le relató que en una ocasión le tocó realizar una autopsia de 5 ó 6 cuerpos en avanzado estado de descomposición y a los que les faltaban falanges de los dedos de la mano. Estos cuerpos fueron llevados a la morgue de Madariaga. Iglesias relató que en las actas de defunción de estos nn, las descripciones de los cuerpos son muy detalladas y que estos restos aparecieron en bolsas, lo que no constrituye el procedimiento habitual de la ESMA, por lo que supone que podrían provenir de otro centro clandestino de detención. Según Iglesias en el cementerio de Gesell debería haber 6 cuerpos, aunque sólo consta la existencia de dos.

Iglesias manifestó que a su criterio la dictadura fue cívico militar ya que hubo complicidades de muchos civiles. También dijo que podrían ser citados para declarar varias personas que se desempeñaron en distintos cargos durante la dictadura: el Arquitecto Castelani, quien se desempeñó como responsable del cementerio de Gesell, un policía apellidado Montenegro, los 8 intendentes de Gesell durante la dictadura, el comisario Martínez de Pinamar, el comisario Abitante de Madariaga, el Juez Fazio de Dolores Ernesto Manso, bombero que dio testimonio de varios hallazgos en un programa televisivo del canal 2.

El siguiente testigo fue el Sr Humberto Rolando Flores quien se desempeñó como guardavidas en Villa Gessell. Hacia fines del año 1977, una mañana vio en la rompiente dos bolsas de polietileno anudadas que tenían restos humanos. Parecían pertenecer a dos mujeres. La única evidencia de esto era el tamaño de los huesos, ya que los cuerpos estaban muy deteriorados por acción del agua salada y faltaban las cabezas. Avisó a la Policía y los fueron a retirar Mantelo, Barroca y Montenegro, aunque sobre estos dos últimos el Sr. Flores no tiene certeza. No realizaron el acta pertinente. Pasados unos días, en el balneario Luna Roja apareció la cabeza de un hombre que también fue entregada a la Policía. No tuvo más noticias sobre ninguno de los dos sucesos. Supo por comentarios de compañeros guardavidas, de otros hallazgos de restos humanos en la playa, pero no sabe qué ocurrió posteriormente ya que de este tema no se hablaba.

A continuación declaró el Sr Julio Alberto Valpuerta, quien se desempeñó en el Hospital Interzonal de Agudos como personal administrativo desde 1966 hasta 1989. Fue citado por el Tribunal dado que fue nombrado en el testimonio dado por Lilia Cisneros de Sidi. En ese momento se desempeñaba como Jefe de Personal. El Tribunal le acercó el documento en que la Sra. de Sidi expuso la situación (fue limitada en sus funciones después de negarse a entregar un cadáver sin las actuaciones policiales correspondientes) y él firma. Según su declaración, simplemente, tomó nota de la exposición. Ante la pregunta del Tribunal dijo que en esos años no había guardia permanente de ninguna fuerza y que sólo se veía más personal de seguridad, tanto de Ejército como Prefectura, que nunca supo que efectivos trajeran heridos de bala ni que los retiraran aún sin el alta médica ni menos que entraran a un quirófano, tal como declararan testigos con anterioridad. Apenas recordó una vez en que entró por la guardia un herido con politraumatismos y el médico que lo atendió fue llevado a declarar. Afirmó que el control del personal era, como siempre, a través de tarjetas de ingreso y egreso. Adjudicó su ignorancia al tamaño del Hospital y que dados los tiempos que se vivían «mucho no trascendería». Valpuerta también estuvo en el Obispado desde 1977 hasta 1991 como funcionario eclesiástico, y antes, como parte de la juventud católica en la Universidad. Aún en ambos roles, no supo del secuestro del padre Domingo Cachamani, quien fuera llevado herido al Hospital y posteriormente secuestrado de allí y desaparecido. A pesar de estar en el Obispado tampoco supo que se dispusieran de listas de detenidos, aunque sí «que pasaban cosas nada apreciables» y que Monseñor Rómulo García tuvo «muchas discusiones» con la Junta Militar. Tampoco recordó nombres de quienes militaban en la CNU.

Posteriormente declaró el Sr Juan Carlos Garnica quien fuera detenido hacia finales de 1977 junto a su hermano, militante de la Juventud Peronista. Fueron llevados de su casa al Destacamento de Peralta Ramos. Allí estuvieron en un calabozo grande con otros presos comunes. Luego de una noche, los metieron a ambos en un patrullero y los dejaron en la comisaría 4ª. Allí fueron separados. Había muchos presos jóvenes, sólo hombres. Luego los vendaron y esposaron y los sacaron. El piensa que dieron vueltas y volvieron al mismo lugar. Lo llevaron a una habitación y a través de la venda vio a un hombre canoso de civil con traje celeste y otros hombres. Le dijeron que el hermano había hablado y lo golpearon mucho. Nuevamente lo metieron en un auto con su hermano, que también estaba muy golpeado. Los tiraron en un calabozo y pudo ver que su hermano además estaba quemado en distintas partes del cuerpo. Al tercer día lo llevaron a un escritorio y lo hicieron firmar una declaración. De ahí lo trasladaron a Entre Ríos y Falucho y el comisario le hizo sacar las esposas. Al parecer, el director de la revista en donde trabajaba había intercedido por él, pero el comisario le dijo que su hermano «estaba hasta las manos». Su hermano logró escaparse de su lugar de cautiverio y posteriormente a este hecho pudo verlo varias veces. Le contó que había podido escapar de un lugar en donde estaba esposado a una cama y atado con ligaduras. Durante un tiempo pudo ayudarlo a esconderse en distintas localidades cercanas, hasta que una vez ya no se presentó y dejó de verlo. Hace muy poco supo que, poco tiempo después de su último encuentro, había sido baleado en las proximidades de la casa de un tío suyo desde una camioneta y llevado por sus agresores.

El último testigo fue el Sr Lamtzev, militante de la industria del pescado desde 1973 a 1975. En enero de ese año fue llevado preso durante un operativo dirigido por el comisario Maití, al destacamento de Peralta Ramos y luego a la comisaría 1ª. El juez era González Echeverri y el fiscal Demarchi. Estuvo preso durante 25 días. En 1976 trabajaba en el gremio de la construcción y era delegado de obra. Entre 1977 y 1978 volvió a la industria del pescado. En 1979 fue llevado a la comisaría 1ª porque había una denuncia. Fue puesto en libertad luego de 20 días. Conoció en esos años a Miguel Sidi, militante de la JTP y a Germán Rodriguez del PST, ambos desaparecidos.

Carmen Segarra
Secretaria DDHH adum