11 / 04 / 2008 | Derechos humanos,Juicios por la verdad    

El lunes 7 de abril, en el Tribunal Oral Federal, se dio inicio a una nueva audiencia del Juicio por la Verdad que impulsan los Organismos de DDHH de la ciudad de Mar del Plata desde el año 2000.Dado que los querellantes solicitaron la recusación del fiscal Dr. Juan Manuel Pettigiani debido a la caracterización que él hiciera respecto del accionar de la CNU en nuestra ciudad, no considerando delitos de lesa humanidad los asesinatos cometidos por integrantes de dicha organización en años previos al golpe de estado de 1976, la audiencia del día de la fecha se inició con la reafirmación de los querellantes respecto de dicho pedido de recusación.

El Dr. Sivo planteó que la recusación se basó en dos cuestiones esenciales: la publicación en los medios de comunicación de su escrito antes de su presentación en el TOF y sin que mediara ninguna comunicación con los querellantes y la falta de objetividad del mismo. Consideró que la primera cuestión no es menor ya que tanto el ministerio público fiscal como los querellantes constituyen una misma parte con un objetivo común: bregar por condenas efectivas para aquellos que resulten culpables de los crímenes cometidos. Por lo tanto esta comunicación a los medios constituye una deslealtad procesal para con los querellantes. Al Dr. Sivo le consta que dicho escrito fue presentado por el propio Pettigiani ya que un periodista le solicitó su opinión respecto del mismo aclarándole que el Fiscal lo había enviado al diario La Capital. Por otra parte recalcó que no se cuestiona si jurídicamente el escrito es correcto o incorrecto ya que las interpretaciones de un hecho siempre pueden ser diversas, pero lo que se cuestiona es su subjetividad manifiesta dado lo autocontradictorio del dictamen. Finalmente el Dr. Sivo aseveró que el responde del Fiscal manifiesta enojo y que la serie de manifestaciones injuriosas por él vertidas no corresponden de ninguna manera, ya que además de ser objetivo, debe ser respetuoso. Por lo tanto esta cuestión constituye un tercer motivo para reafirmar el pedido de recusación realizado.

La Dra. León coincidió con las manifestaciones del Dr. Sivo y agregó que el hecho de que el Fiscal diese a publicidad su escrito antes de la presentación al TOF puede ser parte de una campaña propiciada también por otras personas para que estos crímenes queden impunes. Agregó que el Fiscal no tuvo para nada en cuenta en su dictamen los informes de la DIPBA y de la Prefectura que involucran directamente a algunos integrantes de la CNU, ya señalados por varios testigos en este Juicio como responsables de crímenes cometidos en Mar del Plata antes de 1976. La Dra. León señaló que la actitud del Dr. Pettigiani, desde el punto de vista procesal sería de enemistad manifiesta con los querellantes, por lo que es imposible que continúe desempeñándose como fiscal.

La Secretaría de DDHH de la Provincia reeditó los argumentos presentados por los abogados y planteó que la falta de objetividad se translucía no sólo en los argumentos de su escrito sino en otras causas, por ejemplo las muertes de los Sres. Crespo y Azorín, ocurridas antes del golpes de estado. Por lo que también solicitaron que el Dr. Petigiani se aparte de las investigaciones que se están llevando adelante en el TOF.

La Universidad Nacional de Mar del Plata adhirió a las consideraciones anteriores y agregó que el desconocimiento y la omisión de valoración del fiscal respecto de la relación entre los delitos cometidos por integrantes de la CNU y el posterior golpe de estado de 1976 son alarmantes.

Luego de estas exposiciones, el Fiscal Pettigiani planteó que en su escrito las consideraciones eran de tipo jurídicas y no personales por lo que pidió al Dr. Sivo que aclarase cuáles eran injuriosas, pero el Dr. Falcone, presidente del TOF se negó a que las mismas fueran leídas y aclaró que los jueces del Tribunal leerán todos los escritos y se pronunciarán el próximo viernes. Pettigiani solicitó que el TOF rechace el pedido de recusación solicitado por los querellantes.

Luego de un cuarto intermedio prestó declaración el Sr. Ernesto Prandina quien fue secuestrado del domicilio de sus padres el 13/10/76 por un grupo de personas que se identificaron como Policía Federal, permaneciendo secuestrado 45 días. El interrogatorio al que fue sometido en su casa fue muy breve y pudo detectar dos personas que se destacaban del conjunto: uno alto, morocho y tranquilo que interrogó a su madre y otro rubio, más nervioso que lo interrogó a él. Al salir de su casa pudo ver que del operativo participaron entre 10 y 12 personas en varios falcon verde. Un oficial de apellido Maidana se identificó y le dijo a su madre que lo llevarían a la comisaría cuarta. Lo introdujeron encapuchado en un auto y luego de 30 minutos aproximadamente lo introdujeron en un local en construcción adonde comenzaron las sesiones de tortura. Al principio no pudo ubicarse pero al cabo de un cierto tiempo pudo determinar el funcionamiento del lugar: los que secuestraban no eran los que torturaban; el edificio tenía dos pisos, en el de abajo se torturaba y había oficinas y en el de arriba, que contaba con un salón común y varios calabozos, se alojaban los prisioneros. Pudo identificar que el lugar en el que se encontraba detenido era la Base Naval ya que reconoció la inscripción ARA en cucharas y otros utensilios y también porque oía el ruido del mar y sirenas de los barcos. Posteriormente a su liberación pudo reconocer que el galpón se encontraba detrás del edificio principal de la Base Naval. Los prisioneros eran cuidados por suboficiales que los trataban razonablemente bien. Las sesiones de tortura fueron muchas -picana, asfixia- y el intento de quebrarlos sicológicamente permanente. Recuerda que había un timbre que cada vez que sonaba anunciaba que alguno de ellos iba a ser torturado. Los oficiales tenían un comportamiento dual: algunos jugaban un rol de buenos y otros de verdugos. De tanto en tanto aparecía un médico naval que les daba medicamentos si era necesario. Entre los detenidos sólo pudo ver a Norma Huder, compañera de militancia del PST. Supo que en el lugar se encontraba un compañero apellidado Díaz, una compañera de nombre Gladys, otro de nombre Javier y Gustavo Stati. Aunque aclaró que había muchas maniobras de contrainformación por parte de los represores. Cuando se le preguntó si podría tratarse de Gladis Garmendi dijo que si pero que no lo podía afirmar. También recordó que había un oficial que se hacía llamar Néstor que habló varias veces con él. Por su aspecto parecía de ascendencia alemana y era muy respetado por el resto del personal. En una oportunidad lo sacó de la Base para que marcara a alguien en una cita. También conversó con él acerca de sus actividades y su visión de las cosas, avisándole cuando iba a ser liberado. En esa oportunidad le sacaron la capucha y lo dejaron cerca de la casa de sus padres. Le advirtieron que si su nombre aparecía en algún lugar lo matarían en la calle. Tuvo dos reuniones de control con Néstor, quien iba de civil y armado, una al mes y otra al mes y medio de su liberación. Ambas fueron en bares del centro de la ciudad. Por consejo del oficial Blanco de la Federal, conocido de su familia, hizo una declaración voluntaria en la comisaría de Peralta Ramos, diciendo que se había ido de vacaciones por 45 días, para así cerrar el caso, ya que su familia había presentado un habeas corpus. Posteriormente comenzó a trabajar en el puerto y conoció y tuvo contacto con el jefe de inteligencia de la Prefectura, apellidado Marioli, quien le confirmó que conocía su pasado y que lo estaban controlando.

Prandina manifestó su asombro de que el Tribunal no contase con el archivo del personal de la Base de aquellos años, incluyendo las fotos de todos, y también planteó que a su criterio era imposible que el personal desconociese la existencia de prisioneros en la Base. Recordó que cuando entró detenido a la Base, a la guardia le dijeron que traían un paquete. Aclaró que es la primera vez que declara en 32 años, que desde hace 24 que reside en Brasil, que sufre un temblor en las manos debido a los efectos de la picana y que se encuentra desilusionado por el retraso de la justicia argentina para condenar a los represores. También dijo estar al tanto de que actualmente los jefes de la Base se encuentran detenidos, pero que a su entender los oficiales que actuaron en aquella época también deberían ser juzgados. Finalmente planteó que él como militante, sabía parte de los riesgos que corría, pero que su declaración la hacía fundamentalmente por aquellos que fueron detenidos y torturados sin tener ningún tipo de militancia política.

El Dr. Falcone le hizo saber que a raíz de sus demandas acerca de los archivo del personal de la Base, el mismo iba a ser requerido por el TOF y que sería notificado cuando dispusiesen del mismo para que el testigo pueda revisarlo.

Carmen Segarra
Secretaria DDHH adum