08 / 10 / 2007 | Derechos humanos,Juicios por la verdad    

En el día de la fecha tuvo lugar una declaración de un testigo de identidad reservada y las declaraciones públicas del Dr. Andrés Javier Cabo y el Sr. Jorge Agüero.

El Dr. Andrés Cabo es médico pediatra y se desempeñó como coordinador de la Zona Sanitaria VIII antes del golpe de estado de 1976. Durante su gestión impulsó una política sanitaria acorde a los lineamientos del Dr. Floreal Ferrara, que fue quien le solicitó que se hiciera cargo de la coordinación de dicha repartición.

En una fecha que no pudo precisar, recordó que la Zona Sanitaria VIII fue tomada por una patota de alrededor de 50 a 60 personas armadas y de civil. Cabo la definió como una patota vinculada a los sectores de derecha del peronismo. En el momento del operativo, él no fue reconocido y posteriormente radicó la denuncia en la Comisaría Primera de la ciudad.

Con respecto al Dr. Goldemberg, quien fuera asesinado el 20/3/75 junto al Sr. Videla, sus dos hijos y Pacho Elizagaray, Cabo supone que fue confundido con su persona. Pocos días después, el 29/3/75 su casa sufrió un atentado, pero por razones de seguridad, ni él ni su familia se encontraban en ese domicilio. A raíz de esta situación el Dr. Cabo se trasladó a Buenos Aires, en donde permaneció un año y medio hasta que finalmente se exilió en España, país en el que reside actualmente.

A continuación prestó declaración el Sr. Jorge Agüero, quien relató que entre los años 70 y 72 se desenvolvió como trabajador de la industria pesquera en Mar del Plata, participando en numerosos reclamos gremiales de la época. Es por esta razón que sufrió numerosas persecuciones y fue detenido en varias oportunidades antes del golpe de estado de 1976. Sufrió reiteradas amenazas e inclusive aparecieron pintadas en la fábrica que lo acusaban de “zurdo”. Agüero planteó que estos grupos tenían protección policial ya que se movían con toda tranquilidad en la zona del puerto y que, a su entender, también hubo complicidad de los sectores empresarios. De la época previa al golpe recordó el asesinato de René Isuz, a quien matan con 20 a 30 balazos en Edison y Mario Bravo. Tanto a él como a Federico Báez, actualmente desaparecido, los conoció en Unidades Básicas del Peronismo. En 1976, como delegado de una fábrica continuó participando activamente en reclamos gremiales, el cumplimiento del convenio laboral entre otros. Su actividad lo llevó a enfrentarse con el entonces Secretario General del SOIP, Abdul Saravia.

En diciembre de 1975 un grupo armado de civil fue a buscarlo a su casa, pero no lo encontraron ya que tanto él como su esposa tomaban muchas precauciones.

Agüero relató que su militancia política se inició en 1972 en el peronismo, pero que luego de conocer al Dr. Candelero comenzó a militar en el PCR. Después del golpe de estado, a mediados de 1976 nuevamente fueron a buscarlo pero tampoco lo encontraron. Tanto en esta oportunidad como en la anterior el personal que participó de los operativos se identificó como de la Policía Federal.

A mediados de 1977, en la época del secuestro de Alais y Candelero el ejército fue a buscarlo, sin éxito, asó como también a Garelik, Roberto Evangelista y Telmo Ortiz. Los dos primeros eran estudiantes de psicología y Ortiz era un obrero del puerto. Los tres eran militantes del PCR. Garelik, según su propio relato, fue llevado al GADA 601 y luego a la comisaría cuarta, de donde finalmente fue liberado. Ortiz fue llevado a la Brigada de Investigaciones y también fue liberado. En noviembre de 1977 volvieron a su casa e interrogaron a un familiar suyo. En diciembre de 1977 hombres que se identificaron como de la Policía Federal allanaron la casa de su suegra, pero no mostraron credenciales. En la casa de su suegra se encontraban sus cuatro pequeños hijos, de 8,7, 6 y 4 años y los miembros del operativo lograron obtener la dirección de su domicilio. Ellos no se encontraban en el allí, pero a través del relato de sus vecinos supo que se llevaron todas sus pertenencias en un camión de las FFAA. Agüero recordó que el Sr. Verde, que tenía una farmacia en las proximidades de su domicilio, pensó que el allanamiento había sido en lo de Irma Piñero. Agüero también supo por un filetero apellidado Báez que fue detenido, que le preguntaron por él. Báez también le dijo que había estado secuestrado en un lugar con 18 escalones y que uno de sus torturadores se apodaba el correntino y le hablaba en guaraní, ya que él también era correntino. Báez recuperó su libertad el 23 de diciembre de 1977. Agüero ya había salido de Mar del Plata el 5/12/77 y pasó algún tiempo en un campo próximo a Madariaga, en contacto con obreros rurales. Logró entrar de manera clandestina varias veces a Mar del Plata y allí se enteró que habían sido secuestrados Roberto Evangelista (25/11/77), Garelik (entre el 10 y el 12/12/77), Ortiz (14/12/77) y Américo Eizar (2/12/77). También se puso en contacto con Báez, quien le relató personalmente los hechos previamente mencionados. Recordó también que cuando se fueron de Mar del Plata lo hicieron con una compañera llamada Elena, a quien habían ido a buscar a la casa a la de Irma Piñero, ya que Elena había dado este domicilio en la empresa de cosméticos para la cual trabajaba.

El 28/7/78 Ricardo Satutto, quien trabajaba en Astilleros, y su compañera Cristina Ortiz, a quienes Agüero conocía, fueron secuestrados en La Plata. En 1978 realizaron otro operativo en lo de su suegra y en 1979 gente de la prefectura le preguntó nuevamente por él. Agüero se enteró de la desaparición de Alais y Candeloro cuando ya no estaba en Mar del Plata.

Durante la audiencia la Dra. León le leyó una lista de desaparecidos del puerto y el Sr. Agüero recordó a prácticamente todos: Carlos José Berdini, Juan Carlos Carrizo y Cristina Monier, Delia Garaguso (trabajaba en La Campagnola) y Omar Tristán Roldán, Sergio Lorenzo, Julio Manza Mártire (delegado de Pescamar), Ponciano Argentino Ortiz (trabajador de Mellizo), Telmo Ortiz (de 18 años, trabajador de Marfil), Estela Lombardo de Olave y Jorge Raúl Olave, Germán Mario Rodríguez, Antonio Sasso, Jorge Máximo Vázquez (“Negro Alegría”) y Nora Peralta (quien fue vista en La Cueva por un vecino suyo).

Agüero también relató que dado que un amigo que conoció a través del paracaidismo, le contó que había visto en el aeropuerto local que de manera clandestina se subían personas en aviones de la Fuerza Aérea.

Finalmente Agüero recordó con emoción como debido a las precarias condiciones de trabajo debía dejar a sus pequeños hijos en el Patronato de la Infancia, situación que no se ha modificado en la actualidad y por lo que los trabajadores del puerto continúan su lucha en pos de derechos laborales tales como la garantía horaria, el trabajo en blanco y la vigencia del convenio de 1975.

Carmen Segarra
Secretaria de DDHH
a.d.u.m.