23 / 04 / 2007 | Derechos humanos,Juicios por la verdad    

En el día de la fecha testimoniaron la Sra. Mirta Clara y el Sr. Luis Rafaldi.La Sra. Mirta Clara prestó declaración testimonial en relación al secuestro y asesinato de Víctor Hugo Kein, cuya esposa, Susana Ure, declaró en la audiencia del 16 de abril.

Mirta Clara relató que el 16 de abril de 1975 se encontraba junto con su pequeña hija en la casa de su padre, el Dr. Clara, sita en las calles Libertad y 14 de Julio, cuando a las 8.30 de la mañana aproximadamente, comenzó a sentir ruidos. JUICIO POR LA VERDAD,  Audiencia 23/4/07Rápidamente entraron al domicilio cuatro hombres jóvenes que preguntaban por Ricardo Sala y Hugo Kein. Ella supuso que a los que buscaban eran a Néstor Sala, su esposo, y a Víctor Hugo Kein, amigo y compañero de militancia de Sala en una agrupación peronista de la Facultad de Arquitectura de La Plata. Ella afirmó no conocer a ninguno ni haber estado nunca en La Plata. Recordó que los cuatro estaban de civil, muy bien vestidos y que él que la interrogaba, portaba armas largas. Le preguntaba acerca de armas y volantes. Finalmente se retiraron, llevándose una botella de cognac francés que un paciente le había regalado a su padre. Les ordenaron que no avisaran a la policía. El teléfono, de todas maneras, se encontraba sin tono, habiendo sido cortado desde ENTEL. Los hombres se habían identificado como del Ministerio de Defensa, aunque no alcanzó a leer los nombres en las credenciales que mostraron. La persona que limpiaba en la casa, Nelly Castro, vio que en la vereda había un Peugeot amarillo con otro hombre en su interior. Al poco tiempo del allanamiento llegó su esposo, Néstor Sala, y partieron con lo puesto. De todos modos inmediatamente le hacen saber a Hugo Kein que lo estaban buscando. Si bien él extremó medidas de seguridad, continuó trabajando en el estudio del arquitecto Barilaro, de donde fue secuestrado y asesinado el 12 de junio de 1975. En el barrio también vivía la familia Candeloro, de quienes eran amigos, y la familia del Dr. Oscar Bidegain, quien luego sería gobernador de la Provincia de Buenos Aires durante la presidencia de Cámpora. En Libertad y Guido un hermano de la esposa de Bidegain, tenía la farmacia Moro, que también fue allanada. Al poco tiempo de lo ocurrido en el domicilio de su padre, fue allanado el domicilio de sus suegros en Berazategui, aunque este operativo fue realizado por uniformados que portaban armas largas con silenciadores. Entre los intervinientes hubo un hombre por cuya descripción, su marido supuso en ese momento que podía tratarse del abogado Pablo Piechoqui, quien actualmente se desempeña como abogado de una ONG de víctimas de accidentes de tránsito. Intentaron llevarse a su cuñado, que se parecía mucho a su esposo. La casa de su padre fue allanada en una segunda oportunidad y en esta oportunidad entraron dos hombres, uno de ellos de pelo negro, bigotes y muy violento. Por la descripción ella supuso que pudo tratarse de Gómez, el asesino de Silvia Filler. Desde las terrazas de las casas vecinas entraron muchos más hombres y en este procedimiento se llevaron un grabador, las agendas, valijas, los vinos y otros regalos que los pacientes le hacían a su padre. Si bien en una de las agendas estaba su dirección en La Plata, ellos ya no vivían más allí. Mirta Clara relató que tanto su marido como Hugo Kein eran muy conocidos en La Plata. Ya en el año 1968 habían tenido problemas con Tacuara, organización derechista que se ensañó particularmente con Kein ya que era judío. En aquel momento ella estudiaba sicología y en la misma facultad de humanidades estudiaba Patricio Fernández Rivero, jefe de la CNU de La Plata. Fernández Rivero estudiaba letras y su novia era María Disandro, sobrina de Carlos Disandro, profesor de griego y latín que fue ideólogo de esta organización nacionalista de derecha. Por aquella época a veces conversaban con Fernández Rivero, quien se explayaba acerca de sus ideas. Una vez iban a Mar del Plata desde La Plata y en el mismo colectivo iba Fernández Rivero. Se sentó con ellos prácticamente todo el viaje y los interrogó acerca de los motivos de su viaje. Cuando Mirta aclaró que era de esa ciudad, él les preguntó si conocían a sus amigos de la CNU: Piantoni, Gustavo Demarchi y Eduardo Cincota. En enero de 1974 se volvieron a encontrar con él y habló de un atentado a una camioneta en Misiones, dando a entender que había participado del mismo. En otro encuentro posterior le dijo que tenían una lista de Montoneros a quien matar, pero que no podían operar ya que Perón no les daba la orden. Mencionó a Horacio Chávez, Rodolfo Achem y Carlos Miguel. Todos ellos fueron asesinados posteriormente en La Plata durante el gobierno de Isabel. En diciembre de 1974 van a buscar a su marido al Ministerio de Obras Públicas en donde trabajaba y es ahí cuando deciden venir a Mar del Plata. Luego del allanamiento en la casa de su padre, deciden irse al Chaco. En el Chaco se encuentran con el Lobo Urrase, militante de la CNU de La Plata, quien trabajaba con el Coronel Osinde en la embajada argentina en Paraguay. En esos años llega a la región el General Suconi, originario de Mar del Plata, cuyo secretario era Brinzoni. Esa zona era muy importante para negocios vinculados al tráfico de drogas y siempre estuvo en disputa entre las fuerzas de seguridad. Finalmente ella y su marido son detenidos el 9 de octubre de 1975. Si bien hay dos fiscales intervinientes, nunca estuvieron durante la detención. Se sabe que estaban en la gendarmería mientras eran torturados muchos detenidos. Ella estaba embarazada pero no tuvo ningún tipo de atención ni de cuidado. Uno de los fiscales, Masoni, preguntó telefónicamente a la Brigada si “tenían que preguntarle algo más a la Sra. De Sala”. Ambos fueron trasladados clandestinamente el 7 de mayo de 1976 hacia Formosa. Ese día ella comenzó con el trabajo de parto en un calabozo de la alcaldía. La Directora de la Alcaldía ordenó su traslado a una maternidad de Formosa adonde fue atendida por una monja y una enfermera, dando a luz a su hijo Juan Andrés, que nació con dos vueltas de cordón. A su marido lo llevaron al regimiento 29 de Formosa y fue muy torturado. A ambos les atribuyeron el copamiento de este regimiento. La Sra. Clara siempre responsabilizó al Juez Córdoba, al Fiscal Masoni y a su secretario de su traslado clandestino a Formosa, en el que nació su hijito. El jefe de esa zona era el General Nicolaides, quien quiso descollar con un hecho represivo organizando la masacre de Margarita Belén. El 12 de diciembre de 1976 fueron a buscar un grupo de detenidos a la Unidad Penitenciaria de Resistencia. El primero en ser convocado para salir fue Néstor Sala, quien discutió con sus compañeros si salir o no, ya que sabía que podía ser fusilado. Néstor decidió salir porque temía, que de quedarse, sus compañeros también fueran asesinados. De acuerdo al relato de quienes estaban presos con él se subió sobre los brazos y manos de los detenidos en una especie de silla humana y se despidió de todos, pidiendo a los que sobrevivieran que contaran a sus hijos porque habían luchado todos ellos. Un grupo de muchachos fueron trasladados al Regimiento de la Liguria y heridos con bayonetazos. Luego fueron llevados a la Alcaldía y, desvanecidos o muertos los trasladaron hacia el descampado de Margarita Belén, donde los masacraron. Una vez finalizada este asesinato, el fiscal y el Juez, comieron un asado con los responsables del fusilamiento.

Volviendo al relato de la CNU, Mirta Clara habló de Alejandro Giovenco, Alejandro Pino Enciso y Patricio Fernández Rivero. Giovenco fue detenido en los primeros meses de 1973 por alojar en su casa a Juan Carlos Gómez, asesino de Silvia Filler. En la cárcel estuvieron junto a Anibal Gordon y los tres salieron en libertado por la amnistía del 25 de mayo de 1973. En los hechos de Ezeiza, la CNU tuvo un rol muy importante y la declarante acercó a los jueces fotos de la época en la que se ve a en el palco a Fernández Rivero y a alguien semejante a Corres. Otro de los que estaban en el palco fue Juan Gueralto, quien participó en un campamento de adoctrinamiento de 250 jóvenes de La Plata y Mar del Plata. En febrero de 1974 al jefe de la CNU, Giovenco, se le explota una granada y pierde su mano. Sin embargo a través de la prensa, Fernández Rivero que trabajaba en TELAM, dice que fue un atentado. Giovenco muere desangrado y es Fernández Rivero quien asume la dirección de la CNU. Mirta Clara acercó otra foto en la que se ve a Giovenco, Fernández Rivero, Juan Carlos Gómez y Rucci. La CNU, según investigaciones que citó la declarante, fue financiada en esa época por algunos dirigentes sindicales tales como Lorenzo Miguel o Rucci. También relató otros episodios vinculados a la CNU. El 20 de junio Fernández Rivero conducía un auto a gran velocidad, mientras festejaban el primer aniversario de Ezeiza, y sufren un accidente. La mujer de Fernández Rivero quedó gravemente herida, el perdió un brazo y Jesús Pomares, otro integrante de la CNU terminó en el Hospital Fernández, de donde “desapareció”. El auto estaba lleno de armas, sin embargo en agosto de 1974, el juez interviniente los dejó libres por falta de mérito. Con este hecho la testimoniante puso de manifiesto nuevamente la complicidad entre fuerzas de seguridad, poder judicial y CNU. En el otro episodio al que hizo referencia, relató que Lorenzo Miguel le había regalado un auto blindado a Juan Manuel Abal Medina. El “Polaco” Duchac, otro sindicalista, se enojó mucho con Miguel y Juan Carlos “Gallego” Rodríguez, lo mata. Dado el problema que representaba tener un cadáver en la sede de la UOM, llamaron a un médico de ese sindicato y lo descuartizan. Rodríguez, a su vez, comenzó a ser perseguido y finalmente fue asesinado por Anibal Gordon y Pino Enciso, otro dirigente de la CNU. Las peleas dentro de la propia CNU fueron cada vez más terribles. Pino Enciso, quien se había casado con la hija de Paladino, también es buscado por la propia CNU para ser asesinado. Fue tiroteado pero no muere, aunque la CNU cree que lo mató, y Anibal Gordon lo lleva al Hospital Fernández. Aquí comenzó una vendetta. Cuando el “Oso” Fromigue estaba almorzando en una parrilla en Florencio Varela, se le apareció Enciso, a quien creía muerto y lo tiroteó. Según los documentos que citó Mirta Clara, Enciso estaba acompañado por Anibal Gordon y el Indio Castillo, militante de la CNU de La Plata.

Ante preguntas que se le hicieron acerca de su relato, la testimoniante dio más detalles. Respecto del primer allanamiento a la casa de su padre, dijo que dos de los participantes pudieron haber sido Fernando Delgado y Alberto Dalmaso. Relató que la casa de su padre fue allanada nuevamente en septiembre de 1976. En ese momento su padre era médico clínico y jefe de hemoterapia de Zona Sanitaria VIII. Había sido extorsionado por oponerse a la venta de sangre. Luego de este nuevo allanamiento, renunció a su cargo y se mudó a la periferia, desempeñándose exclusivamente como médico clínico. Se le exhibió un identikit realizado a partir del testimonio de otra víctima de un hecho violento de la época y dijo que podría tratarse de la misma persona que participó en el segundo allanamiento de la casa de su padre.

Mirta Clara explicó que estuvo presa desde el 10 de octubre de 1975 hasta el 9 de noviembre de 1983 y que prestó declaración en la CONADEP, en el Juicio a los ex comandantes, en el Juicio Por la Verdad en el Chaco, en la Procuración Fiscal de la Nación en el Jury a los dos fiscales del Chaco y en el jury a los camaristas del Chaco realizado por la Comisión de Magistrados.

A continuación declaró el Sr Luis María Rafaldi quien ingresó a la facultad de Arquitectura de la Universidad de Mar del Plata entre los años 70 y 71. Narró las circunstancias en las que fue asesinada Silvia Filler, compañera suya de estudios y amiga personal. Durante esos años se había generado en la facultad un movimiento estudiantil de cuestionamiento que perseguía dos objetivos básicos: la existencia de clases nocturnas y el cambio de concepto de la cátedra como feudo. A través de distintas asambleas se logró que dos de los profesores cuestionados renunciaran. La actitud por parte de los estudiantes era muy participativa y general, salvo un grupo de unos 15 disidentes, a quienes se los identificaba como pertenecientes a la derecha, agrupados en el CEA. A raíz de un hecho protagonizado por dos estudiantes que entraron a la clase de un profesor cuestionado y tiraron pastillas de gammexane y luego fueron expulsados se convocó a una asamblea el 6/12/71. El presidente de dicha asamblea era Golón, el secretario de actas, Daniel Medina y Rafaldi anotaba a los oradores. Varios integrantes del CNU comenzaron a provocar y se generaron agresiones verbales entre los asistentes. Beatriz Arenasa salió y a los cinco minutos estalló una bomba de estruendo y apareció gente con cadenas. Luego se escucharon tiros. El pudo ver gente con armas escondida atrás de las escaleras, específicamente a Héctor Corres y Gómez tirando y a una tercera persona de la que sólo vio la mano. Se produjo gran desorden y la gente empezó a escapar por donde pudo. El vio caer a Néstor Vila a su lado, atrás a Silvia Filler y a otro costado a Marcos Chueque con un tiro en la pierna. Al entrar vio a la Policía apostada, pero cuando los agitadores salieron no estaba. Luego la policía volvió a aparecer y reprimió. Supo además que estas personas se habían “preparado” en la casa de Fernando Delgado, quien vivía a pasos del lugar. La ambulancia tardó en llegar; él acompañó a Silvia Filler hasta una clínica cercana, pero ella había fallecido cuando llegaron. El testigo indicó que era de público conocimiento quienes participaban de la CNU, incluso desde antes de este hecho. El jefe era Ernesto Piantoni, y lo acompañaban Gustavo Demarchi, Fernando Delgado, José Luis Piatti, Eduardo Ullúa, Viglizo, Gómez quien estaba ligado a la CGT local, Oscar Corres, relacionado con la policía, Roberto Rodríguez, cadete del Ejército, Marcelo y Beatriz Arenasa, Carlos Cuadrado, Oscar Calabró, Silvia Martín, hija del Dr. Martín, director del Hospital de Mar del Plata, conocido por su pensamiento y acción fascistas, quien también usó su influencia para alivianar la responsabilidad de quienes fueron acusados del asesinato de Silvia Filler. Durante octubre- noviembre del 74 se produce un cambio sustancial en la Universidad a raíz de la asunción de Ivanissevich como Ministro de Educación. Ahí reaparece la CNU con todo el poder. Catuogno es el rector y Eduardo Cincotta Secretario General de la Universidad. Indicó que se produjo una ocupación física de la misma, ya que en la ocasión de su captura, el primer lugar al que lo llevaron fue el sótano. A fines del 74 se cruzó con César Negri, quien lo amenazó. A principios de1975 dejó la Universidad por el riesgo que se corría. En septiembre estaba volanteando en la plazoleta que está delante del edificio (hoy rectorado) junto con Julia Carmona y de adentro salió un grupo que dijo ser de la Policía Federal. Recuerda a un hombre bajo, morocho y de bigotes. El gritó su nombre mientras lo llevaban al interior. Estuvo en el sótano mientras estas personas lo interrogaban y a eso de las 21.30, luego de discutir entre ellos el destino, lo llevaron en un auto particular a la Policía Federal. Permaneció ahí dos horas y luego en una estanciera de la Policía de la Provincia fue con dos agentes a la Comisaría 1ª. En el viaje, estos hombres le decían que ellos no tenían nada que ver con lo que le había ocurrido. Ahí estuvo incomunicado y por las noches lo llevaban a un cuartito a someterlo a torturas con picana. Cree haber escuchado tres voces diferentes y en una oportunidad una cuarta, que podría ser la de un capitán del GADA con quien lo amenazaban siempre. Permaneció allí una semana en el transcurso de la cual se constituyó un juez cuyo nombre no recuerda, que le dijo que olvidara lo referente a las torturas. Escuchó también a Julia Carmona gritar. Supone que ella salió también ese día, ya que se vieron al día siguiente. Posteriormente se fue de la ciudad y volvió en forma esporádica antes de exiliarse en Brasil. Supo por su madre que su casa había sido requisada. Durante ese año y a principios del 77 las fuerzas de seguridad, allanaron tres veces más la casa. Una vez dijeron que eran Montoneros, estaban con la cara tapada pero su madre les vio los borceguíes de la Marina. Las veces siguientes dieron vuelta todo, e incluso golpearon y torturaron a su madre.

El considera que estos grupos tenían una estructura organizada desde principios de los 70, que recibieron apoyo durante el 74-75 (recuerda la presencia de autos y gente armada durantes las pintadas, incluso tiroteos) y que fueron la apoyatura de los crímenes perpetrados en Mar del Plata durante 1975, luego de la muerte de Piantoni (se refirió específicamente a lo ocurrido a “Pacho” Elizagaray, la familia Videla y el Dr Goldemberg además de otras casas que se ubicaron perfectamente y requisaron con total impunidad esa misma noche de los asesinatos )y posteriormente al golpe de 1976.

También nombró a los compañeros de la Facultad que continúan desaparecidos: Liliana Pachano, Galliazzi, Alejandra de Pablo, Marta di Paolo, Edgardo Fuentes, Ignacio Suárez, Lidia Renzi,, todos con posterioridad al golpe del 76.

Por último declaró un testigo en forma reservada.

Carmen Segarra
Mailena Martínez Crovetto
Marcelo Núñez
COMISIÓN DE PRENSA
JUICIO POR LA VERDAD
MAR DEL PLATA